La langosta es un marisco muy rico y apreciado. Se cocina vivo así que ponte unos guantes y a cocinar, si no te animas le puedes pedir ayuda a algún pariente o amigo, ya que vale la pena. Es una delicia acompañada con una salsita echa con parte de la carne de langosta. ¡A probarla!
Ingredientes:
- 1 langosta de aproximadamente 1 kilo
- 1 lata chica de tomates
- Aceite de oliva cantidad necesaria
- Sal y pimienta a gusto
- Mantequilla cantidad necesaria
- 1 diente de ajo
- 1 ramo de perejil
- 1 cebolla chica
- 1 copita de coñac
- 1 vaso de vino blanco
Preparación:
- Corta la langosta (aún viva) en rodajas, por el punto de unión de las piezas del caparazón. Quítale las pinzas y ábrele la cabeza por la mitad y a lo largo. Toma una olla y calienta medio vaso de aceite de oliva con 1 cucharadita de mantequilla, echa los trozos de langosta y deja freír hasta que el caparazón adquiera un color rojo vivo, cuidado que no se dore la pulpa. Pica el diente de ajo y la cebolla bien finita, colócalas por encima de la langosta. Luego baña la langosta con el coñac, tras haberlo calentado e inflamado.
- Cuando el coñac se haya evaporado moja la langosta con el vino blanco, cubre con sal a gusto, un poco de pimienta y el perejil picado y lleva todo a un horno caliente durante 20 minutos. Apenas la langosta esté cocida, quítale la carne del caparazón y guárdala en un lugar caliente. Vacía la cabeza, su contenido colócalo en un recipiente junto al líquido de la cocción, machácalo, deja reducir. Luego bate esta preparación con 50 gramos de mantequilla, hasta que quede una especie de salsa.
- Al servir coloca la langosta en una fuente y báñala con esta salsita.